jueves, 30 de abril de 2009

ESPERANDO TU ORGASMO

VOTA POR MÍ EN BITÁCORAS.COM !!!!

votar

Mirabas absorta una web sobre maquillaje y secretos femeninos sin hacerme mucho caso a pesar de que ya llevaba un buen rato tumbado sobre tu cama. Daba la impresión de que preferías aprender a usar la sombra de ojos para lograr un efecto sublime que a disfrutar de mí como me habías dicho poco antes.

Me acerque a ti por detrás, me sitúo tras tu silla y mis dedos comienzan a perderse entre tu pelo, de forma suave y delicada, acariciando una de tus orejas con dos de mis dedos al tiempo que, con la otra mano, rozo tu cuello. Sin embargo, sigues atenta a tu monitor y a la interesante web de maquillaje por la que navegas.

Me acerco más a ti y me dedico a besar tu oreja, primero suavemente, dejando que mi humedad resbale por tu lóbulo, luego abro mi boca y mi lengua se entretiene jugando con tu oreja. Te muerdo ligeramente, solo para que sientas mis dientes que en ningún momento te dejan marca.

Aparto tu pelo y me acero a tu nuca. Comienzas a facilitarme la labor y ladeas ligeramente la cabeza, permitiéndome que bese suavemente tu piel a pesar de que sigues manejando el ratón, mientras ves un video sobre como dar polvos en la cara. Mis manos se enrollan en tu pelo, mi boca te besa tu cuello y mi lengua te lo acaricia…sueltas el ratón, momento que aprovecho para girar tu silla y dejarte frente a mí. Me agacho y quedo delante de tu cara, me acerco y tu beso y noto como tu respiración se acelera al igual que la mía se vuelve más intensa.

Quieres prolongar el beso, pero me alejo de ti. Vuelvo a acerca mi cara a la tuya y vuelvo a besarte…intentas tomar de nuevo la iniciativa, pero me alejo de nuevo y gruñes con tu mirada fija en mi. Me llamas cruel y mientras río por lo bajo, me acerco de nuevo y me quedo a milímetros de tu boca. Mis labios y los tuyos se sienten cercanos, son como polos opuestos que se atraen, nuestras miradas se encuentran distorsionadas por la cercanía y de reojo observo tu sonrisa…en el fondo sé que te encanta jugar.

Nos besamos con frenesí, mi lengua trata de abrirse paso en tu boca y choca con la tuya que trata de hacer lo mismo. Nuestras manos se cruzan detrás de la nuca del otro…te levanto de la silla y sin soltarnos, sin darnos un segundo de tregua, logramos andar torpemente hasta la cama, donde caemos pesadamente y donde a cada movimiento de nuestras bocas nos acompaña una caricia más atrevida. Tocas mi culo, acaricio tus pechos, rozas mi entrepierna y yo la tuya…nos sobra la ropa que impide tener un contacto más directo entre nosotros.

Tu respiración es cada vez mas agitada y te pido que te tumbes boca abajo, no sin antes quitarte tu camiseta y acariciar tus pechos. Yo también me desprendo de la mía y observo tu espalda y los lunares que la decoran, al tiempo que suelto el cierre de tu sujetador.

Me tumbo sobre ti, notas tu pecho sobre tu espalda y mi paquete chocando con tu culo. Mi boca corre rauda a tu cuello, al tiempo que mi mano rodea tu cuello por delante, ejerciendo cierta presión sobre él, muy ligera, pero haciendo que notes mi mano. Hundes tu cabeza en la almohada, ahogas un gemido con ella, te cuesta respirar y mi boca abandona tu cuello, para comerse una de tus orejas, después la otra y vuelve a tu cuello, donde se queda para provocarte temblor tras temblor, mientras alterno lametazos, besos y pequeños mordiscos. También me ocupo de tus hombros, paso mi lengua por ellos muy despacio y muy suavemente porque sé como te derrite que te hagan eso.

Busco introducir mis manos bajo tu pecho, las bajo por tu cuerpo hasta que llego a tu cintura, donde busco el botón del pantalón. Te incorporas ligeramente para facilitar la operación, momento en el que descubro que tu botón lleva un rato abierto. Sin darme cuenta, lo habías hecho tú por mí, por lo que rápidamente lo bajo y observo tu precioso tanga brasileño, de color negro.

Te incorporo con delicadeza y te dejo a cuatro patas. Miro tu posición desde atrás y de me deleito con la visión que llega a mis ojos. Yo también me quito mis pantalones y me sitúo detrás de ti. Tiemblas por la excitación que acumulas y suspiras cuando mis manos acarician tus piernas y cuando al introducirse entre tus rodillas, las separan.

Acaricio tus muslos pausadamente y con deleite disfruto del olor que desprendes, un olor que me embriaga y me enciende aun más. Mis manos recorren tus muslos y notan, a medida que se acercan a tu clítoris, como la humedad aumenta. Me acerco más y más a tu vagina y uno de mis dedos la acaricia por encima de tu tanga. Mis caricias van siendo más fuertes cada vez y ya uso dos dedos para ello, disfrutando al tiempo de las palpitaciones de tu vagina.

Vuelves a hundir tu cabeza en la almohada, con lo que levantas tu culito para mí. Aparto a un lado la minúscula tela de tu tanga y comienzo a pasar mi lengua por tu vagina desde atrás. Me notas pegado a ti y mientras mi lengua sigue trabajando, mi dedo busca entre los pliegues de tu vagina hasta notar que un escalofrío recorre tu cuerpo mientras emites un gemido que me indica que la búsqueda ha tenido éxito.

Rodeo tu clítoris suavemente, lo acaricio con tranquilidad y vuelvo a chuparte la vagina, hasta que decido buscar el agujero de tu cueva para penetrarte con uno de mis dedos. Esta húmeda y caliente, mi dedo no tiene ningún problema para entrar y te recorre de arriba abajo. Frota con fuerza la pared de tu vagina que coincide con tu clítoris, recorriendo todos y cada uno de los pliegues de esa zona. Alterno distintas penetraciones, con un movimiento circular que te hace respirar agitadamente y gemir cada vez más alto.

Pronto, un segundo dedo hace compañía al primero, repito mis movimientos hasta que giro mi mano y comienzo a penetrarte de abajo arriba, intentando llegar a tu punto más profundo, donde mis dedos se quedan, moviéndose acompasadamente y provocándote espasmos de placer.

Saco mi mano y tiro tu tanga hacia abajo. Quieres darte la vuelta pero no te lo permito y hago que sigas a cuatro patas. Me coloco de rodillas detrás de ti y comienzo a rozar tu vagina con mi pene, esta caliente y duro y entre tus gemidos me pides que te penetre.

No espero más y entro en ti, despacio, con tranquilidad, disfrutando de la presión de tus músculos sobre mi pene. Mueves la vagina, la contraes y la relajas mientras sin moverme, recorro con mis manos tu espalda sudorosa.

Comienzo a moverme, cada vez más rápido, aumento el ritmo de mis penetraciones a la vez que aumentas la velocidad de tu respiración. Estoy cerca de terminar, pero decido parar, no quiero hacerlo todavía, apenas hemos disfrutado, quiero alargarlo un poco más.

Me inclino sobre tu espalda y te susurro al oído que quiero que te masturbes el clítoris mientras te penetro. Extrañada, accedes a mi petición y diriges tu mano a tu clítoris. Nadie como tú misma para acariciarte, conoces a la perfección tu clítoris y sabes lo que necesitas en cada momento, cual es el movimiento acertado para proporcionarte mayor placer y como debes hacerlo para correrte.

Mueves tu mano con habilidad, cada movimiento va acompañado de un gemido más profundo que no hacen sino excitarnos más y más. Te penetro a buen ritmo pero espero tu orgasmo que se adivina cercano…y así ocurre, no me equivoco. En pocos segundos explotas de placer, gimes con fuerza y los músculos de tu vagina aprietan mi pene que nada puede hacer y explota en tu interior. Un orgasmo profundo, intenso y húmedo, que me hace caer sobre tu espalda, rodamos por la cama, jadeamos buscando aire con nuestros cuerpos agotados, rodeados del olor a sexo que cubre toda la habitación, nos embriaga y nos anima a repetir.

votar

1 comentario:

  1. Bonita y detallada historia de un gran encuentro con buen final ;)SAndra

    ResponderEliminar