jueves, 4 de junio de 2015

"La prepararé para ti..."

La idea de salir por Chueca y ligar con otra chica nos llevaba rondando muchos meses y por fin decidimos hacerla realidad. Pasamos toda la tarde juntos excitándonos pero sin llegar a culminar... la idea era llegar a Chueca con la mayor excitación posible tanto en nuestras mentes como en nuestros cuerpos y la verdad es que conseguimos.

La tarde estuvo llena de caricias e insinuaciones, de amagos del sexo salvaje que, pasará lo que pasará en Chueca, tendríamos al volver a casa. Desnudos encima de la cama, disfrutamos de nuestros cuerpos llevándolos al límite del orgasmo, llevándolos al límite del punto de no retorno y acumulando muchos puntos de excitación al compartir nuestro calor, al acariciarnos y sentirnos muy cerca.

Me excite llevando mi dedo a tu sexo, empapándolo al abrir tus labios y disfrutar con tu sabor cuando lo lleve a la boca.
Te excitaste cuando tu mano acarició mi polla suavemente y respondió cobrando vida y dejando caer pequeñas gotitas de semen que resbalaron desde la punta hasta la base de mi polla.
Nos excitamos cuando te subiste a horcajadas sobre mi y tu mano uso mi polla para excitar tu clitoris, frotando tu sexo con ella, compartiendo humedad y sintiendo no llenarte con ella a pesar de las ganas que ambos teníamos.

Fueron un par de horas, quizás más, compartiendo nuestra intimidad y fantaseando con todo lo que podría pasar en unas pocas horas. Estábamos dispuestos a compartir nuestra intimidad con otra persona, dispuestos a catar el sabor del sexo compartido y dispuestos a sentir nuevas sensaciones y experiencias.

La noche transcurrió normal, de garito en garito, de mirada en mirada, de insinuación en insinuación, pero en ningún momento paso nada más, hasta que decidimos entrar en un garito nuevo. El ambiente lesbico era claro y raro era el rincón en el que una pareja de chicas no se entregaba a pasiones, caricias y besos más o menos intensos, más o menos castos, más o menos atrevidos. Tomamos algo en la barra cuando lo que buscábamos ocurrió.

Los dos nos fijamos en ella, rubia, no excesivamente alta,  con un cuerpo realmente bonito que denotaba horas de gimnasio, con un par de pechos llamativos gracias a un ajustado top y unas tentadoras piernas alzadas con un buen par de taconazos y solo tapadas por una tentadora mini.

Sus miradas se dirigían a ti, algo que comprobamos cuando fuiste al baño y con sus ojos te devoró no perdiendo ni uno solo de tus movimientos. Volviste y me besaste con pasión, dándome a entender que lo querías, que ella era la elegida y que debíamos intentarlo.

"Si me voy con ella, en media hora te quiero en casa, ¿vale?" - Un beso fue toda tu respuesta y nuestro plan paso a la siguiente fase tras susurrar en tu oído: "la prepararé para ti..."

Decidido apure mi bebida y me acerque a ella. Me presenté y se mostró receptiva a charlar conmigo mientras bebía un botellín de cerveza y seguía mirando hacía donde estabas. La dije la verdad, la dije que nuestra idea era compartir su cuerpo, llevarla al orgasmo entre los dos y disfrutar de su cuerpo sin límite alguno.

No dudo en aceptar mi propuesta y en pedirme que nos fuéramos, momento en el que la conté que la llevaría a casa en mi moto, que tú llegarías más tarde y que tendría que encontrarte abierta y dispuesta para disfrutar directamente de un sexo abierto y húmedo, en el que poder perder sus dedos y poder saciar tanto su sed como su hambre.

No tardo en besarme y no tarde en cogerla de la mano para salir del bar e ir en búsqueda de mi mano. A pesar de la gente que llenaba el bar, me pude fijar en tu mirada cuando abandonábamos el garito. El viaje hasta la moto estuvo acompañado de lujuriosos besos y caricias excitantes encaminadas a preparar un terreno de por si abonada. La sorpresa vino al llegar a la moto, cuando ella, sin avisar y con un rápido movimiento, baja sus bragas y me las mete en el bolsillo del pantalón aprovechando para acariciar mi nada disimulado paquete, algo que se repitió durante todo el viaje hasta mi casa.

Tras un interminable trayecto en ascensor, unos pocos segundos bastaron para que la poca ropa de la chica terminase en el suelo. No tarde en ponerme a su altura y en colocarla un pequeño antifaz y dirigirla a la cama para susurrarla "confía en nosotros".

No tarde en colocarla muñequeras y tobilleras para tumbarla en la cama y así poder atarla a las correas escondidas bajo el colchón, de forma que sus brazos y sus piernas quedaron abiertas, de forma que su sexo quedo expuesto y ligeramente elevado por el almohadón que tenía bajo sus caderas.

Mis dedos abrieron su sexo para empaparse en su humedad y justo cuando el olor de su excitación llego a mi nariz, tus llaves abrieron la puerta y pudiste comprobar como ella estaba preparada para ti...

Seguiremos excitando...  

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