domingo, 14 de septiembre de 2014

El metro de tu cuerpo

No me cansaré de decir y pensar que la próxima musa surge en el momento más inesperado...

Quiero recorrer todas y cada una de las paradas que ofrece tu cuerpo; hacer un tour en el que mi lengua, mis labios y mis manos suban al vagón que me lleve a disfrutar de tu sexo y a provocar en ti la mayor de las excitaciones. 

Quiero subirme en tus labios, sentirlos reaccionar a los míos. Disfrutar de esa tensión previa a la primera vez que se junten, de esa humedad que compartiremos, de tu lengua saliendo de tu boca para buscar la mía... de cómo se enzarzan de forma pasional y sin control generando los primeros suspiros en nuestros cuerpos. 

Mis manos apartan tu pelo a un lado y preparan el terreno para avanzar a la siguiente parada. En un suspiro, mis labios se encuentran en tu cuello y comienzan a besarlo. Pequeños besitos muy seguidos recorren la piel de tu cuello y uso mis labios húmedos para provocarte pequeños gemidos al succionar tu piel con ellos. Mi lengua también recorre esta parada... despacio, con tranquilidad, poco a poco... mientras mis manos comienzan a explotar la siguiente parada.

Tumbada bocabajo en la cama, me coloco sobre tu espalda. Mis manos son las primeras en conocer la nueva parada que me dispongo a recorrer y las yemas de mis dedos no tardan en subir y bajar por toda tu piel. La recorro y me acerco a ti. Mientras mis manos acarician los laterales de tu espalda acercándose a tus pechos, mis labios se resisten a abandonar la anterior parada y siguen en tu cuello, devorando cada una de tus orejas con pasión, dejando pequeños mordisquitos en el lóbulo de tus orejas. Mis manos entran bajo tu pecho y acarician unos pezones duros que noto crecer al contacto de mis dedos. 

El pitido de las puertas del metro, obligan a mis labios a dejar tu cuello y comienzan a recorrer tu columna. Solo con mis labios, dejando que mi saliva empape tu piel, disfrutando de cada suspiro que genera en tu cuerpo y sin parar de repartir besos en cada hueco que me encuentro, mientras busco una de las paradas principales de tu cuerpo. 

Tu culito aparece ante mi y sin tabú alguno comienzo a recorrerlo con mi lengua. Cada vez trazo círculos más pequeños en torno a tu ano y cada vez me acerco más a entrar en tu interior con mi lengua. Me ayudo con mis manos y apartando los cachetes de tu culito, acceso más fácilmente a tu parada. Me deleito, me entretengo sin prisa en acariciar y besar tu culito... sin alejar mi lengua comienzo a usar uno de mis dedos para trazar círculos más pequeños y empezar a entrar en tu interior. Controlo tus reacciones y me animan a seguir al apreciar los gemidos que mis caricias generan en ti. 

No tardo en tener un dedo en tu interior que, moviéndolo lentamente, no tarda en convertirse en un ariete perfecto en tu culito. Saliendo y entrando muy despacio, comienzas a gemir de forma más intensa y comienzo a atrever un segundo dedito que sin resistencia alguna encuentra acomodo junto a su hermano y llena el vagón de placenteros gemidos que me incitan a girarte en la cama y buscar la que será la gran parada de un delicioso viaje.  

Abro tus piernas y me coloco entre ellas... Con pequeños besos recorro los últimos centímetros antes de entrar en la estación y cada parte de tus muslos es recorrido por mis labios, mi lengua y mis manos. Tu sexo ofrece una maravillosa escena ante mi y no dudo en acercarme a él. Tu olor me embriaga al acercar mi nariz y tu clítoris aparece jugueton al comenzar a besar tu pubis que apenas tiene una pequeña franja de pelo. 

Me pego a tu sexo, mi lengua recorre tus labios superiores para, ayudado con mis dedos, comenzar a entrar en tu interior. La humedad de tu coño recibe a mi lengua que ávida recoge cada gota que me regala. El principio de mi lengua entra en tu vagina y recorre tu cuerpo por dentro para salir y centrándose en tu clitoris, ser sustituida por dos de mis dedos.  Durante varios minutos mis dedos recorren lentamente tu interior y mi lengua sigue comiendo tu clítoris cada vez más excitado y grande. Busco alargar tu placer lo más posible hasta que decido que ha llegado la hora de que explotes y acelero la velocidad con la que mis dedos entran y salen de ti. 

Formo un pequeño ganchito con los dos dedos que te masturban y empiezo a frotar la parte superior de tu vagina generando que tus gemidos se escapen de tu boca sin control y que tus caderas se muevan con cada uno de mis movimientos dentro de ti. 

Empiezas a temblar más y más, tu mano agarra mi muñeca y sostengo mis dedos dentro de ti... los aprieto contra las paredes de tu vagina esperando tu explosión que ocurre en cuanto mi lengua vuelve a tocar tu clítoris y arranco de ti un delicioso orgasmo. 

Acercándome a tu cara y aún temblando, me susurras, "¿Me llevas a otra línea de metro?"

Seguiremos excitando...