sábado, 2 de octubre de 2010

Más Comienzos

Nerviosa estiraste tu brazo para coger la copa que te ofrecía. Nunca habías tomado una y hoy sería la primera vez en muchas cosas.

Tu cuerpo temblaba cuando el frio de los hielos toco tus labios, sintiendo como a continuación el dulce sabor del ron bajaba, junto a la acidez del limón, por tu garganta tras inundar de nuevas sensaciones tu boca.

Él se sentó a tu lado, te miró curioso mientras los colores subían a tu cara al sentirte observada. Nerviosa optaste por refugiarte en tu copa y tomar un trago largo.

Sus dedos comenzaron a acariciar tu pelo, a perderse entre tus mechones, acariciando suavemente tu cabeza, al tiempo que acercaba la suya con el único objetivo de volver a conquistar tus labios y recorrer cada centímetro de tu boca y tu lengua.

No puso ninguna pega a la llegada de sus labios que rápidamente se acercaron a los tuyos, apenas unos centímetros separaban vuestros labios y las respiraciones se cruzaban a punto de dar comienzo a una intensa batalla donde nadie perdería y todos ganarían.

La humedad de las bocas se junto rápidamente y las lenguas de ambos se enzarzaban una y otra vez, sin pausa. Poco a poco las respiraciones se iban agitando y las manos comenzaron a acariciar diferentes partes del cuerpo. Él acariciaba la cabeza de ella, sus dedos recorrían su cuello jugueteando entre los mechones de su pelo, bajaban hasta el cuello que recorría con suaves y delicadas caricias, usando sólo la yema de los dedos.

Ella se dejaba llevar, mantenía sus ojos abiertos, intentando recordar cada momento en su memoria y sintiendo como su cuerpo se inundaba de sensaciones que nunca había sentido y que recorrían su cuerpo hechizándola y haciéndola desear cada vez más, al tiempo que los nervios la atenazaban y mientras se rendía a las sensaciones que cada beso la producían, dudaba sobre cómo colocarse, dónde poner sus manos o cuál sería el siguiente paso al que él la llevaría.

Seguiremos excitando...